La "loca demanda" del arcipreste-peregrino

Serena Williams


En la Edad Media, la poesía religiosa y satírica se componía según una técnica llamada mester de clerecía. Alfonso Reyes explica bien que los clérigos del mester de clerecía eran poetas escolásticos que aplicaban a sus composiciones reglas estrictas, y no dedicaban su obra precisamente al pueblo. En cambio, los juglares eran los poetas populares, y cantaban por las plazas y lugares de peregrinación (Reyes: 18). Juan Ruiz, poeta que compuso el Libro de buen amor, es especial en que mezcla las dos tradiciones y actúa como un juglar recitando una composición satírica y letrada. Este uso de una poesía más erudita con una tradición popular gana un público más amplio de clérigos literatos y gente laica. Hay partes de su libro, como la disputa entre el griego y el romano, que según Julián Bueno, "es uno de estos pasajes cuyas implicaciones paródicas y teológicas escaparían a la gran mayoría del público medieval laico." Sin embargo, aun el crítico Gybbon-Monypenny acepta que "esto no quiere decir que nunca escribió nada para otra gente. El Libro tiene bastantes elementos que habían de ser asequibles para toda persona" (LBA, introd. de la edición de Gybbon-Monypenny: 26). Juan Ruiz también inserta varias fábulas, exiemplos que según Kenneth Jackson fueron "enjoyed by some or all classes of medieval society" (nota en Michael: 177) y dirigidos en su mayoría a un público laico para enseñar una lección moral. Y hay veces cuando el poeta se dirige directamente a las mujeres en su audiencia. En fin, su libro no fue compuesto con un sólo público en mente y el episodio de las aventuras del arcipreste en la sierra donde Juan Ruiz se burla de la institución de peregrinaje es un ejemplo del juglar cantando a un público compuesto de clérigos, peregrinos, poetas y mujeres.

Alan Deyermond nos señala que "it has been increasingly recognized that parody is not confined to some episodes but is, in some sense..., a central feature of Juan Ruiz's art" (Deyermond: 53). Según Bueno, Juan Ruiz utiliza en muchos lugares la familiaridad que tendrían los clérigos con elementos eclesiásticos. Un ejemplo es la disputa entre el griego y el romano (LBA: est. 44-70) cuando se burla de una discusión sobre la Trinidad, las prendas de vestir de los clérigos y la vida escolar (Bueno: 56). Otro episodio en que Juan Ruiz se burla de la iglesia es el de Cruz Cruzada Panadera. Bueno nos dice que "la trova cazurra consiste, pues, básicamente en la parodia de las ceremonias litúrgicas de la adoración de la cruz el Viernes Santo, aplicada a la conquista amorosa de la panadera Cruz" (60). Y otro ejemplo claro es la parodia en verso macarrónico de las horas canónigas (est. 372-387) para conseguir el humor a través de una sátira de esta tradición del rezo público.

Para un público no sólo clerical sino también laico, el arcipreste escribe sus aventuras en la sierra. Estas aventuras las apreciaría un público amplio de peregrinos y clérigos porque el autor narra el episodio como si fuera una peregrinación burlándose de su santidad contando los varios encuentros con serranas en las montañas. Además, parodia la cantiga provenzal en su lírica. El arcipreste aclara el propósito absurdo de su viaje al empezar la narración del episodio en la estrofa 950: "fiz loca demanda", o sea, un viaje sin sentido.

Para Stephen Kirby, lo que sugiere una peregrinación es lo siguiente: que el narrador siente la necesidad de incorporar un tema de penitencia después de haber seducido a Doña Endrina en el episodio anterior, o por lo menos hacer una penitencia literaria después de haber ofendido a las mujeres en su audiencia, lo que señala que dirigía el libro en su totalidad a un público grande. Y esta penitencia que hace el narrador, sea verdadera o literaria, junta con la inversión de elementos pastoriles, explica la inversión de los papeles del hombre y mujer en los episodios en la serrana.

Otra característica que señala una peregrinación para Kirby es que el narrador tiene curiosidad expresada por la palabra "provar". Esta curiosidad existía en el siglo XIV y era un problema para la iglesia porque mucha gente se vestía de peregrino, aun la gente que no se debía viajar. Esto es evidente en los Cuentos de Canterbury de Chaucer; uno de los peregrinos es un monje que está viajando como turista. Explica que puede viajar porque "The rule of Saint Maure or of Saint Beneit, / By cause that it was old and somdeel strait - / This ilke Monk leet olde thinges pace, / And heeld after the newe world the space" (Chaucer: 298). Kirby también añade que Santo Tomás Aquino comparó el poder de la curiosidad con el apetito natural para la comida y el sexo, pero advierte que en todos casos, es preciso usar mesura, algo que nos recuerda de lo que ha dicho el narrador citando a Aristóteles como autoridad en la estrofa 71.

Hay evidencia de este vínculo entre el peregrinaje y las serranas en el Liber Sancti Jacobi donde aparecen descripciones del paisaje montañoso que había que pasar y que

 

"in hac terra mali portageri haberntur,.... Cum non debeant rite accipere tributum nisi á mercatoribus, tantum á peregrinis et ab omnibus transeuntuor nummos uel sex, octo uel duodecim, duplum scilicet, capiunt" (Liber Sancti Jacobi: Capitulum VII).

Y también en el mismo libro en el capítulo xvii, describe a las mujeres salvajes que no dejaban pasar a los peregrinos.

Otra evidencia de peregrinaje es la apariencia de la palabra "apóstol" en la estrofa 950a que para Kirby es una clara referencia a Santiago. Insiste en la idea de que cualquier persona en la Edad Media pensaría en Santiago con la mera mención de esta palabra. No parece tan poco probable si se mira en un plano la dirección hacia el noroeste en que sale el arcipreste, una trayectoria que coincide con una trayectoria hacia Santiago de Compostela. Y es probable que cualquier peregrino usara los caminos y puertos que menciona el arcipreste. Valsavín (est. 1187), los puertos de la Tablada (est. 1009/1022) y Somosierra (est. 922), Valdemoriello (est. 1186) y Valdevacas (est. 1197), citados asimismo en el Libro de la Montería (L. 2, cap. X), son lugares de itinerario ganadero bien conocidos por los pastores trashumantes de tierras de Soria y de Segovia. El arcipreste no sigue en dirección a Santiago al decidir dar la vuelta cuando se le acaba su dinero en Segovia. "Estude en esa çibdat, e espendí mi cabdal; / non fallé pozo dulçe nin fuente perenal; / desque vi la mi bolsa que se parava mal, / dixe: 'Mi casilla e mi fogar çient sueldos val'" (973).

La última prueba para una peregrinación es el viaje a Santa María del Vado. Christian K. Zacher en su libro Curiosity and Pilgrimage : The Literature Of Discovery In Fourteenth-Century England nos aclara que

 

"it is well known that many dubious medieval pilgrims who sought adventure over salvation on their journeys frequently took an opportune detour to some shrine or shrines before returning home so as to lend respectability to their otherwise spiritually questionable travels" (Zacher: 17 y 57).

Para Kirby, esta evidencia textual junta con la trayectoria desde lo profano en el episodio de Doña Endrina y Don Melón hasta lo sagrado con la pelea entre Don Carnal y Doña Cuaresma demuestra que las aventuras en la sierra son una peregrinación. Así se explica bien la relación de las cantigas de serranas con el resto del libro, pero queda sin explicarse la relación entre los cuatro episodios que narra el poeta y sus cuatro cantigas correspondientes. Es curioso que el narrador se identifique en distintas maneras con cada serrana. En el encuentro con la primera serrana, ella le identifica al narrador como escudero (est. 961c), con la segunda, la serrana le llama sandío (976a). Con la tercera, es pastor, o finge ser pastor (est. 994a), y en la cuarta, ella le llama hidalgo (1031b).

Marina Brownlee dice en su artículo "Permutations of the Narrator-Protagonist: the Serrana Episodes of the Libro de buen amor in Light of the doña Endrina Sequence" que las serranas tienen una función narrativa para Juan Ruiz y que forman parte de un hilo de permutaciones del narrador-protagonista que pasa no sólo en las serranas sino también en otras partes, utilizando el ejemplo de Don Melón/Doña Endrina. Habla de las varias identidades del narrador-protagonista: en el episodio con Doña Endrina es Don Melón de la Huerta. Entonces, Juan Ruiz está cambiando de perspectiva narrativa pero mantiene la estructura de primera persona y estas serranas son una serie de variaciones en el tema de una configuración narrador-protagonista (Brownlee: 100).

Las permutaciones de Brownlee parecen a primera vista interesantes pero no explican por qué Juan Ruiz no repite el mismo episodio narrativo en varios modos en ninguna otra parte del libro ni por qué no cambia de narrador, por ejemplo, cuando introduce los gozos de Santa María. En cada caso, es la serrana que identifica al viajero en el discurso directo. Puede ser que en cada caso, el arcipreste-narrador sienta la necesidad de engañar a las serranas no sólo porque es clérigo y no debe estar paseando en las montañas sin razón sino también porque le conviene engañar a la mujer que se le enfrenta. O puede ser que la serrana le identifica al arcipreste como le parece a ella sin que el viajero diga nada. O puede ser que el viajero conozca a otros peregrinos y viajeros en las posadas y compartan e intercambien historias y aventuras del viaje, materia que utilizaría Juan Ruiz para componer sus cantigas.

Sabemos que es probable que Juan Ruiz hiciera el viaje y que no pasara todo su viaje solo. Por supuesto, para tener contacto con otros viajeros, el arcipreste tuvo que haber hecho un verdadero viaje. Manual Criado del Val y Constancio Bernaldo de Quirós presentan la duda de que el arcipreste o ninguna otra persona hubiera hecho el viaje tal como se describe a pesar del realismo geográfico y la familiaridad que tiene el narrador en presentar el lugar. Quirós nos dice que "[e]l poeta, que acaba de pasar el puerto de Lozoya, atraviesa inmediatamente después el de Malagosto, con dirección a Segovia, en un zigzag absurdo" (Quirós: 237). Sin embargo, presenta la posibilidad de que las cantigas y sus narrativas correspondientes pudieran haber representado varios viajes (Quirós: 145 y 154). Rubén Caba ha hecho el viaje que el arcipreste describe y explica la discrepancia que presenta Quirós.

 

"[H]ay que aclarar que se trata del puerto de Malagosto, y no del de Lozoya como figura por error en el códice de Salamanca: 'Pasado el puerto de Lacayo fuy camino prender' (est. 951). En ese códice, la cantiga del mismo episodio dice: 'Passando una mañana / el puerto de Malangosto'... (est. 959). Prueba de que no fue el poeta, sino Alfonso de Paradinas, el copista, quien se equivocó, es que los otros dos códices que se conservan, el de Gayoso y el de Toledo, coinciden en escribir: 'Pasada de Loçoya fuy camino prender' (est. 951)" (Caba: 14).

El viajero se aloja en posadas en Sotosalvos y en Segovia, donde tendría contacto con otra gente y lo que sugiere un viaje en compañía de otros es que el arcipreste les sería una figura importante a otros viajeros porque muchos peregrinos y otros viajeros requerían los servicios de la clerecía fuera de las ciudades. Elias Valiña Sampedro nos describe que

 

"vestidos de hábito religioso acompañaban a los peregrinos en el camino de Vézelay, en el de Santiago, en el San Gil o de Jerusalén, solicitándoles a confesión de sus pecados. Luego ellos imponen penitencias pecuniarias, recibiéndolas ellos y encargándose de ser sus ejecutores, engrosando así, sacrílegamente, su bolsa" (Sampedro: 70).

En todo caso, sea un solo viaje o varias excursiones por parte del arcipreste, lo que importa es que él saliera a la sierra para poder componer sus versos. De esta(s) excursion(es) viene el propósito en presentarnos su "loca demanda" en su libro: una parodia del peregrinaje. No solo se burla de su propia peregrinación haciéndola circular y profana sino también se burla de la tradición de trovar canciones provenzales de los encuentros con damas en los verdes prados en primavera. Deyermond resume cómo el poeta invierte la clásica situación pastoril:

 

"the setting is winter, not... spring.... Woman is the pursuer, man the pursued.... The description of Alda,... is a point-by-point antithesis of that of the ideal lady.... it is food, not women, that receives sensuous emphasis.... The protagonist addresses the second serrana in flattering terms,... but the only result is a sudden blow" (Deyermond: 63).

La función de estos elementos invertidos de la pastorela provenzal es doble. El poeta parodia estas cantigas cultas y a la vez parodia el peregrinaje en general y la peregrinación específica del arcipreste. En el primer episodio, en la narrativa, el arcipreste pasa Lozoya y toma el camino del puerto, "de nieve e de granizo" (est. 951c). En el puerto de Malagosto, se encuentra con "la Chata rrezia" (est. 952d). Le daría gracia al público oír que el viaje turístico del arcipreste ha resultado en condiciones difíciles, y que al momento cuando la peregrinación debe haber cambiado en un viaje de penitencia, se le presenta al arcipreste una mujer. Le promete a la serrana "joyas de sierra" (est. 955a) y una vez en la casa de la Chata, ella le da algo de comer y beber antes de su "lucha" (est, 969g).

Después, el arcipreste sale para Segovia y cuando ha gastado todo su dinero, se vuelve para Hita. Otra vez resulta gracioso al lector porque el arcipreste gasta su dinero en convivir en vez de seguir hacia Santiago. Su peregrinación es circular y sin propósito definido. Su narrativa nos explica que como no lleva joyas para la Chata, se va hacia Fuent Fría (est. 974a-c). Pero, se pierde "todo el camino" (est. 974d) en una "grand espessura" (est. 989b). En el bosque se encuentra con Gadea quien le golpea con su bastón cuando el narrador le es amable y cortés. Luego ella le da de comer y el arcipreste paga "la merienda e partí me dalgueva" (est. 983c). Gadea le muestra un camino hacia Ferreros.

El narrador sale de Ferreros y tropieza con Mengua Llorente cerca de Cornejo donde "Ençima dese puerto fasía oruela dura, / viento con grand elada, rruçío con grand friura" (est. 1006). Llega al puerto de la Tablada y para protegerse del frío, corre hasta que tropieza con una monstruosa serrana. Le hace falta posada y tiene que pedirla de este monstruo. Otra vez, durante un momento serio cuando el arcipreste dice "coidé me ser muerto" (est. 1023b), cuando debe tornarse hacia Dios, se le presenta otra mujer. La repetición de los acontecimientos narrativos clava el elemento humorístico, pero cuando el público piensa que se va a presentar el mismo episodio como en los primeros tres casos, aparece esta serrana "la más grande fantasma que ví en este siglo" (est.1008c). Se inspira en la figura grotesca de Alda y compone dos "chançonetas" y una "trotalla" (est. 1021c), una de las que está presente en la lírica que sigue la narrativa.

La narrativa antes de cada cantiga funciona para dar una estructura a la aventura entera. Es esta parte que coloca toda la peregrinación de Juan Ruiz entre el episodio de Don Melón y Doña Endrina y la pelea Carnal/Cuaresma. La narrativa presenta una historia coherente de los acontecimientos en la sierra mientras que la lírica presenta una variación de la inversión de la pastorela provenzal.

Y el arcipreste añade aun más humor a la última serrana, posiblemente una de las chançonetas o la trotalla a que alude el poeta. La narrativa prepara al lector para una cantiga que contiene las características grotescas de la serrana, pero al llegar a la canción, el arcipreste presenta con un contenido totalmente opuesto. La serrana se describe como "fermosa, loçana / e bien colorada" (est. 1024d-e). El resultado para el público al oír o al leer esta descripción es gracioso, y se entiende que el narrador ha tenido que alabar a la mujer para sobrevivir. Esta parodia también sirve para añadir más realismo al viaje, que no es tan fácil como se piensa antes de hacerlo, y resulta aun más gracioso al pensar que el arcipreste salió de viaje como turista y que no ha podido aun gozar de las mujeres con quienes se encuentra.

Varios críticos han señalado la parodia que utiliza Juan Ruiz en el LBA, y aun Bueno ha demostrado que el elemento eclesiástico sirve como objeto de burla en varios lugares. Y Stephen Kirby nos ha aclarado los elementos dentro de las serranas que sugieren una peregrinación por parte del arcipreste. Pero nadie ha sintesizado estas observaciones para explicar la función de la repetición de cuatro episodios similares ni por qué ha compuesto el poeta narrativa y lírica en cada uno de estos cuatro episodios. Una parodia de la institución de peregrinaje junta con otras parodias, sean de encuentros con mujeres, de elementos eclesiásticos o de formas literarias da más evidencia para una lectura satírica. Y además de la parodia de la tradición épica y las palabras dirigidas a las damas en el público, la parodia de la peregrinación del arcipreste sugiere una audiencia amplia, lo que explicaría la popularidad que tuvo el libro del arcipreste de Hita.


Textos citados

Alfonso XI, King of Castile and Leon. Libro de la monteria : based on Escorial MS Y.II.19. Ed. Dennis P. Seniff. Madison: Hispanic Seminary of Medieval Studies, 1983.

Brownlee. "Permutations of the Narrator-Protagonist: the Serrana Episodes of the Libro de buen amor in Light of the doña Endrina Sequence." RomN 22 (1981), 98-101.

Bueno, Julián. La sotana de Juan Ruiz: elementos eclesiásticos en el Libro de buen amor. York, SC; Spanish Literature Publications Company, 1983.

Caba, Rubén. Por la ruta serrana del Arcipreste. Madrid: Editorial Cenit, 1977; originally published as Salida con Juan Ruiz a probar la sierra. Madrid: Editorial Helios, 1976.

Chaucer, Geoffrey. The Canterbury Tales. The Longman Anthology of British Literature. Ed. David Damrosch. New York: Addison-Wesley Educational Publishers Inc., 1999. 293-393.

Deyermond, Alan. "Some Aspects of Parody in the Libro de buen amor." 'Libro de buen amorī Studies. Ed. G.B. Gybbon-Monypenny. London: Tamesis Books Limited, 1970. 53-78.

Kirby, Stephen. "Juan Ruiz's serranas: The Archpriest-Pilgrim and Medieval Wild Women," in Hispanic Studies in Honor of Alan D. Deyermond: A North American Tribute, ed. John S. Miletech, Madison, WI: Hispanic Seminary of Medieval Studies, 1986, pp. 151-169.

Liber Sancti Jacobi. Codex Calixtinus. Liber 5: The pilgrim's guide to Santiago de Compostela. Critical edition and general editor, Paula Gerson London: Harvey Miller Publishers, 1998.

Michael, Ian. "The Function of the Popular Tale" 'Libro de buen amorī Studies. Ed. G.B. Gybbon-Monypenny. London: Tamesis Books Limited, 1970. 177-218.

Quirós, C. Bernaldo de. "La ruta del Arcipreste de Hita por la sierra de Guadarrama." La lectura. 5, no. 177 (1915), 145-60.

Reyes, Alfonso. "El Arcipreste de Hita y su Libro de buen amor" Cuatro ingenios. Buenos Aires: Espasa-Calpe, 1950, pp. 15-25.

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