El lunes salimos sobre las 11 para Trujillo, donde nos alojamos en un hotel colonial que
nos gustó muchísimo. Ojalá fueran todos así de bonitos. Por la tarde hicimos una excursión al
Monasterio de Guadalupe y por la noche volvimos, casi a tiempo de participar en la capea en
el pueblo de Huertas de Animas, que estaba en fiestas. Sí que estuvimos a tiempo para la noche en la discoteca
(y cómo!). Sobre las cuatro y pico de la mañana los trasnochadores tuvieron que volver andando los 1.5 kilometros
a casa (a bit worse for wear, shall we say!).
(Camino de monte muy bonito (aunque sin servicios, hubo que improvisar!)
El Real Monasterio de Santa María de Guadalupe (de los monjes
jerónimos entre 1389 y 1835, pasando en 1908 a
los franciscanos, quienes lo custodian desde entonces).
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